HISTORIA DE LOS HITITAS - III -



La Sociedad Hitita Del Reino Antiguo

Uno de los elementos más importantes de la monarquía hitita era el ya mencionado pankus, al cual Telebino aseguró el derecho a la jurisdicción incluso ante el propio rey, ya que podía condenar a muerte a cualquier rey si se demostraba que éste planeaba el asesinato de algún familiar. A diferencia del resto de dinastías de la zona, los reyes hititas no se atribuían una estirpe divina, de modo que el pankus también tenía una función legitimadora de la monarquía.

Gran parte de la población hitita de la época estaba compuesta por personas libres que trabajaban alrededor de aldeas administradas por un consejo de ancianos que tenía fundamentalmente una función de carácter jurídico. Estas instituciones, a cambio de gozar de cierta autonomía, estaban obligadas a contribuir con mano de obra al rey.

La estructura económica giraba en torno a los templos y palacios, que actuaban como centros coordinadores de la actividad comercial y artesanal. Los artesanos trabajaban a cambio de ser alimentados, motivo por el cual el palacio debía disponer de excedente agrícola, necesario para el funcionamiento de la economía hitita, hasta el punto de que a veces se recurría a colonos militares para garantizarlo.

El Periodo Oscuro (Reino Medio)

Durante los años que siguen al reinado de Telebino, se produce una disminución del poderío hitita. El gobierno estuvo en manos de reyes que no pudieron evitar el ascenso y consolidación del poder de Mitani, que llegó a constituir una seria amenaza para el imperio hitita, arrebatándole diversos territorios en Siria.

Junto a esta relativa decadencia, se constata una escasez de documentación que impide conocer casi nada acerca de los reyes de la época (Alluanna, Tahurwaili, Hantil II, Zidanta II, Huzzia II y Muwatallis I), aunque parece posible constatar que hubo una continua lucha por el trono y numerosos desórdenes dinásticos.

El Reino Nuevo

El reino nuevo es el periodo (1430-1200 a. C., aproximadamente) durante el cual el imperio hitita alcanzó su máxima extensión y poderío, que mantuvo hasta la irrupción de los pueblos del mar, momento en el cual desapareció de la historia.

Nuevas armas: la equitación y el carro de combate

Durante esta época, empezó a desarrollarse en Irán y Asia Central la equitación, que, unida al carro ligero de combate (o carro de guerra), revolucionó el campo de batalla, al proporcionar una nueva movilidad a todos los ejércitos. El carro de combate se convirtió en el arma principal de los hititas durante el Imperio Nuevo, como ocurrió en el resto de reinos de Oriente Próximo.

Los carros hititas, de dos ruedas de seis radios, estaban tirados por dos caballos, y eran manejados por lo que hoy conocemos como auriga. Sus ocupantes disparaban flechas antes de la carga, durante la cual usaban lanzas. En las ruinas de Hattusas se han encontrado unas tablillas que contienen el manual de hipología más antiguo de entre todos los conservados. El texto está firmado por un tal "kikkuli", del país de Mitani, por lo que se considera que algún rey hitita habría tomado el servicio de un hurrita para que le enseñara la técnica de la equitación.

Las Conquistas De Shubiluliuma I

Tras el asesinato de Muwatallis I, su sucesor Tudhalia I (1430-1400 a. C.) asienta las bases del nuevo imperio. Tras sofocar una serie de rebeliones y frenar la amenaza kaska, comenzó a recuperar terreno frente a Mitani, alcanzando Alepo. Arnuanda I,intentó proseguir la guerra con Mitanni, pero tuvo que enfrentarse a una invasión kaska que sólo pudo ser derrotada en tiempos de Tudhalia II, quien, a su vez, logró someter gran parte de Anatolia Occidental (a veces llamada Arzawa) al dominio hitita.

Esta expansión permitió, durante el reinado Shubiluliuma I (1344-1322 a. C.), una campaña militar decisiva contra Mitani, en la que se saqueó su capital. Después de algunos años de guerra, los hititas fueron capaces de apoderarse de gran parte de Mitani y convertir el resto en un estado vasallo. La debilidad de Egipto, Babilonia y una Asiria que comenzaba su renacimiento, facilitó a Shubiluliuma convertirse en la mayor potencia de la época, llegando a intentar una alianza matrimonial con Egipto, que fracasó al ser asesinado su hijo.

La Rivalidad Con Egipto: La Batalla De Qadesh

A la muerte de Shubiluliuma en el 1322 a. C. le sucedió Arnuanda II, pero éste murió a causa de una epidemia un año más tarde, ocupando el trono su hermano mayor, Mursil II (1321-1295 a. C.). Tan pronto como accedió al trono, se vio obligado a mantener por las armas el legado de su padre. En una campaña de dos años destruyó el poderío de los estados de Arzawa, incluyendo Ahhiyawa, que algunos historiadores identifican con los Aqueos y Micenas, y luego se volvió contra los kaskas, a los que causó daños importantes, alejándolos de Hattusas por un tiempo.

Tras la muerte de Mursil heredó el trono su hijo Muwatallis II (1295-1272 a. C.), que vio cómo las tensiones acumuladas con Egipto por sus antecesores implicarían con casi toda seguridad una guerra. Como preparación ante las hostilidades, Muwatallis II trasladó la capital a Tarhuntassa y dejó a su hermano Hattusil III a cargo del norte del reino. Con la subida al trono egipcio del ambicioso faraón Ramsés II, la guerra se hizo inevitable y se produjo la batalla de Kadesh, de resultado incierto pero que frenó los intentos de expansión egipcia.

El Resurgir De Asiria

Urhi-Teshub, hijo y sucesor de Muwatallis II, que llevó la capital de nuevo a Hattusas se encontró con que Asiria había aprovechado la lucha entre Egipto y el imperio hitita para ocupar lo que quedaba de Mitani. Para frenar esa amenaza, los hititas intentaron reinstaurar a su vasallo en el trono de Mitanni, pero fracasaron - a partir de este momento, Asiria se convertiría en una amenaza constante para el reino hitita.

Hattusil III, hábil militar que destacó por sus grandes éxitos contra los kaskas, logró el trono de su sobrino Urhi-Teshub, probablemente debido al desprestigio de éste, pero su usurpación creó una serie de problemas dinásticos que debilitaron todavía más al reino hitita, especialmente cuando Urhi-Teshub buscó refugio en la corte de Ramsés II, faraón con el que posteriormente Hattusil firmaría un tratado de paz. Estas debilidades, junto a la fortaleza de Asiria, dieron lugar a una expansión de esta última, que culminó, en tiempos de Tudhalia IV, hijo de Hattusil, en la derrota de Nihriya. Los asirios se apoderaron de ricas regiones mineras cerca del imperio hitita, y de Babilonia.

Desaparición Del Imperio Hitita

Tudhalia IV fue capaz de recuperarse de la derrota frente a los asirios al reforzar el reino en Asia Menor y en Chipre, alcanzando probablemente la máxima expansión hitita. El trono pasó a sus hijos, primero Arnuanda III y luego Shubiluliuma II, que tuvieron un comienzo de reinado no muy distinto al resto de los reyes hititas, con revueltas en Arzawa, Siria, Chipre, etc.

Estas revueltas fueron sofocadas, y nada hacía presagiar un reinado muy distinto a Shubiluliuma II. Sin embargo, la aparición por sorpresa de los pueblos del mar (aproximadamente en 1200 a. C.), causó grandes desórdenes en todo el Mar Mediterráneo Oriental. Estos desórdenes, a los que se unieron las tradicionales invasiones kaskas, no pudieron ser combatidos eficazmente, y como consecuencia de ello, el reino hitita desapareció de la historia.

Algunas ramas colaterales de la familia real siguieron conservando reinos de cultura hitita, destacando el de Carkemish en Siria, que no fue conquistado por los asirios hasta el siglo VIII a. C.

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